Capítulo 8, Parte 5 – Esperando la sentencia

Una parte de mí esperaba ver qué ocurriría con Guille por su mal comportamiento, y otra quería saber cómo acabaría Joaquín tras el chivatazo en público.

Me quedé con Daniela en la sala de espera del pasillo de profesorado, y aunque fuese algo que había estado bastante tiempo deseando (hablo de estar a solas con Daniela), tenía miedo de soltar cualquier cosa que a Guille le molestara.

-Este chico es tonto –repuso-, siempre metiéndose en líos por el simple placer de que le vean librándose de ellos.

-¿No se supone que te puede destruir si hablas mal de él a sus espaldas?

-Lo bueno de acostarte con el Supremo es que le tienes cogido por los huevos.

-¿Hablas hipotéticamente?

-Sí, por qué no.

Ambos nos reímos. Me explicó que, aunque estuviese cómoda con él respecto al tema sexual, si la intentaba hacer daño, sería demasiado fácil soltar rumores de que era horrible en la cama.

-¿Y estás a gusto con él?

-Claro que sí. Yo… le quiero –por dentro estaba un poco dolorido, pero intenté que no se me notara-. Pero no puedo estar con un chico que se pasa la vida, ya sabes, pensando en él y su futuro como dictador mundial.

-Es como el villano de una película de James Bond.

-Guille es el mayor fan jamás visto de 007, jamás le haría daño.

-¿En serio? –afirmó con la cabeza.

-Oye… Te perdí de vista bastante en El Halo. ¿Qué tal te lo pasaste?

-Eh… -me quedé en blanco. ¿Ya sabría lo de Claudia y yo? No, imposible. Cuanta más gente lo supiera, más cerca estaba Izan de descubrirlo-. Bien.

-¿Y cómo es que os fuisteis tan pronto Guille y tú?

-Porque… Eh… Porque… -parecía ser que improvisar se me daba fatal-. Guille… Ya sabes…

-No, no sé. Y parece que tú del todo tampoco… -Se me acercó un poco más a mí desde los asientos en los que estábamos-. ¿Hay algo que debería saber?

Oh, cielo, hay MILLONES DE COSAS. ¿Pero qué le voy a hacer si no puedo contártelas? Por suerte, la puerta del despacho se habría, y de ella salía furioso el Supremo, con tantos aires de maldad y rabia que le faltaba humo negro rodeándole para dar miedo del todo. Ni siquiera se fijó en que estábamos ahí.

«Oh, vaya…

Puede que Guille se librase de la poli de la Golden party, pero parece ser que esta vez no se va a librar de unas buenas esposas»

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Escrito por

Nacido en el Madrid de 1998. Amante del cine, los libros y su ciudad. Nada como la buena música, la elegancia y vivir la vida siempre siendo uno mismo. Instagram: drigopaniagua. YouTube: Rodrigo Paniagua

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