¡Hola, superestrellas! ¿Cómo estáis?
Ya han pasado un par de semanas desde su estreno, y sin embargo, no he oído mucho hablar de ella. Quizá sea por la pandemia o porque ya hablamos de la centésima adaptación de una obra de Jane Austen a la pantalla, pero aquí hemos venido a conocer los motivos por los que esta nueva versión de Emma debería diferenciarse del resto.
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Comenzando por la estética de la película, podemos percibir una selección muy característica de colores pasteles y tonos suaves que podría deberse a la influencia de las corrientes artísticas coetáneas durante la época que se trata en la historia: principios del siglo XIX en Inglaterra. También nos fijamos, a través de la puesta en escena tan detallada y la paleta de colores, en la posible influencia cinematográfica de directores como Wes Anderson o Sofia Coppola. De hecho, puede que sea solo a mí, pero ¿no os ha recordado el estilo de esta película un poco al de Marie Antoinette de 2006? Aunque también podría haberos sido familiar por otras obras como Little Women (2019), Pride & Prejudice (2005) o la mismísima serie de Downton Abbey (2010-2015).
Pasando a otro punto, el vestuario tampoco nos deja indiferentes. Aunque la mayoría de los outfits —si se pueden llamar así— que aparecen a lo largo de la película son aparatosos y chillones, esto tiene un motivo. Debido al punto anterior, la Dirección de Arte, en la cual la paleta de colores es muy suave y discreta, el contrapunto de todo esto consta en el vestuario de los personajes, especialmente el de Emma, donde los vestidos amarillo canario y demás tonos llamativos funcionan a la perfección en la escena. Puro contraste. Aunque, quizá sea yo, pero el vestuario de las señoritas con capa roja que aparecen de vez en cuando no puede evitar recordarme al uniforme de El Cuento de la Criada.
En cuanto a trama y guión, la historia no nos es del todo desconocida. Hablamos de una novela escrita en 1815 de la que ya han salido varias adaptaciones a la gran pantalla —entre ellas, Clueless, de la cual hablaremos ahora—. Sin embargo, en este caso, los diálogos resultan más frescos y elocuentes, con un toque de humor sofisticado que nos recuerda vagamente al estilo cómico utilizado en The Favourite (2018), película también inspirada en una época cercana.
Claramente, las interpretaciones de Anya Taylor-Joy y el resto del reparto son impecables, dándonos distintos matices en cada uno de los personajes que nos deja bien clara la personalidad, tanto de ellos, como del estilo interpretativo que buscaba Autumn de Wilde para la narración artística de la historia.
Para acabar, pocos saben a día de hoy que una de las adaptaciones más famosas de la novela de Jane Austen es la mismísima película de Clueless, la gran obra de culto de los 90. Esa quizá sea (en mi más humilde opinión), la mejor adaptación que se haya hecho de la historia. Sin embargo, hay algo que comparten estas dos películas y que quizá no se pueda ver a primera vista: hablamos de la modernización de la trama. Aunque en la película noventera sea un factor más obvio, también la podemos encontrar en esta nueva versión. Los diálogos, que usan a su vez vocabulario victoriano, y las escenas nos muestran situaciones que podrían darse perfectamente en la actualidad, sin necesidad de recurrir a la tecnología. De ahí que esta película merezca más reconocimiento.
Emma es un película más de este género que poco a poco va haciéndose oficial, donde las historias de época adoptan un trasfondo actual que le da más dinamismo y humor a la adaptación. De ahí que no nos deje indiferentes, y que mi nota final sea un 4 redondo.
¡Y ya estaría! Espero que os haya gustado la reseña y os animéis a verla. Mientras tanto, podéis seguirme tanto en el blog como en mi canal de YouTube e Instagram, donde subo semanalmente contenido que a lo mejor te guste.
Nos vemos pronto, superestrellas.
RP
2 comentarios sobre “‘Emma’ y punto”