¡Hola, superestrellas! ¿Cómo estáis?
Creo que se habla muy poco de las series de animación en cuanto a crítica objetiva. Exceptuando casos como Rick & Morty o Bojack Horseman, tratadas más como críticas sociales que utilizan el humor inteligente que como series normales y corrientes animadas, casos como el de la serie Big Mouth pasan muy desapercibidos. Pero bueno, tranquilizarse, por favor, que para eso estoy yo aquí.
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La nueva temporada de Big Mouth ha llegado más potente y sinvergüenza que nunca. Usando aún el asunto “sexual” como principal gancho de las tramas, los creadores de la serie nos introducen ahora nuevas perspectivas de la pubertad, tales como la ansiedad, la depresión y el miedo en general.
Además, no estamos hablando de una serie adolescente al estilo Euphoria, donde se tratan los mismos asuntos pero de una manera más sutil y a la vez obvia, sino que aquí tenemos la oportunidad de personificar esos propios sentimientos y darles forma y voz. De ahí que el “mosquito de la ansiedad” o la “gata de la depresión” (a quien ya vimos anteriormente en la temporada pasada) sean personajes cruciales en la serie y nos muestren un enfoque mucho más maduro en cuanto a esta, dejándonos bien claro que la historia no es solo caca-culo-pedo-pis.
Por otro lado, nos adentramos aún más en la temática LGBT+, con un nuevo (o no) personaje que anteriormente era secundario, y ahora alcanza cierto protagonismo al pasar por una transición a su verdadero yo. Teniendo en cuenta el target al que va enfocada la serie, el tema de la comunidad “trans” está muy bien llevado y nos da los parámetros necesarios para comprender casi todo por lo que pasa una persona no CIS, o al menos cuando recién acaba de terminar su proceso de transición.
Continuando con el tema LGBT+, a pesar de que nadie puede quejarse de que no se haya tratado en profundidad dentro de la serie, esta temporada ahondamos más en el personaje de Matthew, el cual sale del armario “sin querer” con su madre religiosa, y debe enfrentarse a lo que eso supone.
Quizá la subtrama más interesante de esta cuarta temporada haya sido la de Missy, el personaje afrodescendiente de entre los principales. Dejando a un lado que al parecer hubo controversia, pues la mujer que interpretaba la voz de este personaje no era del mismo color, Missy está dejando a un lado esa faceta de niña buena y obediente que tanto la caracteriza, y poco a poco se está empezando a conocer a sí misma como mujer negra en plena madurez física. Debido a que proviene de una familia mixta —con padre negro y madre blanca—, su identidad parece confundirle un poco, y de ahí que su trama se centre en sumergirse dentro de la cultura afroamericana con sus familiares de parte paterna.
Por lo demás, las tramas de los personajes principales se mantienen en la misma línea, encontrándose la de Jessy entre mis favoritas. Andrew y Nick tienen tramas personales mucho más vacías, en mi opinión… aunque la de Nick de esta temporada también da que pensar. En especial con ese final… al que le doy un 3,6 sobre 5.
Big Mouth es una serie que habla sin tapujos sobre los conflictos internos de los preadolescentes, sobre los cambios por los que pasamos a esa edad y la búsqueda de uno mismo a lo largo del instituto.
¡Y ya estaría! Espero que os haya gustado la reseña y os animéis a verla. Mientras tanto, podéis seguirme tanto en el blog como en mi canal de YouTube e Instagram, donde subo semanalmente contenido que a lo mejor te guste.
Nos vemos pronto,
RP
Un comentario sobre “La Gran Labor de ‘Big Mouth’ en Netflix”