¡Hola, superestrellas! ¿Cómo estáis?
La segunda temporada de Merlí: Sapere Aude acaba de dar por finalizada, y en este blog necesitábamos hablar de ella. Está claro que el creador decidió dar un vuelco a la serie, ofreciéndonos un plot twist pocas veces visto en series de televisión españolas (que sí que ha habido un montón, pero como este, pocos). Por eso hoy vamos a hablar de qué ha pasado con Pol y su serie.
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Dejando a un lado la primera temporada, vamos a centrarnos más en esta última. Además, van a haber SPOLERS, por lo que si no te la has visto aún, será mejor que te salgas de aquí y guardes el artículo para más adelante…
No voy a mentir: me quedé en shock en cuanto vi por dónde iba a tirar la trama. La constante necesidad que tienen las pelis y series de condenar a los personajes LGBT+ con enfermedades de transmisión sexual o acosos por parte de personajes homófobos deberían parar ya. Es cierto que a día de hoy se sigue teniendo muy estigmatizado el tema del VIH (teniendo en cuenta que a penas es lo mismo que el SIDA), pero al fin y al cabo, acaba resultando un asunto duro del que hay que informarse a fondo. Y en ese aspecto, la serie lo hace a la perfección.
Sin embargo, algo con lo que no contaban era con que un tema así, una vez lo introduces, debes saber llevarlo hasta el final. Y quizá es solo mi punto de vista, pero el gran pesar de Pol por este nuevo «estilo de vida» a base de una medicación diaria y mucho más cuidado respecto a las relaciones sexuales se ve en los primeros tres episodios, siendo casi olvidado en el resto salvo por pequeñas menciones. Si quieres meter el tema del VIH en una serie, lo mejor que puedes hacer es: a) llevar a cabo una serie sobre ese tema, como en It’s A Sin, o b) añadir a un personaje (por ejemplo, Axel hubiese sido perfecto), ya sea de la comunidad queer o no (en eso estuvieron acertados con Élite), que tenga VIH desde hace tiempo para poder ver que su día a día es normal y sin constante miedo.
El problema con que hayan metido en el último momento a Pol en este «asunto» es que no solo nos quedamos con un sabor agridulce después de tantos años de serie, sino que no han logrado llegar a desarrollar del todo bien este nuevo aspecto de su vida, y por lo tanto ha quedado como una subtrama superficial e innecesaria. Todo esto, teniendo en cuenta las buenísimas intenciones del creador, Héctor Lozano, el cual es, sin ninguna duda, un genio.
Pasando a otros aspectos de la serie, la estética que ha adquirido esta temporada con la aparición del paraninfo es simplemente maravillosa. El nuevo interés amoroso de Pol (Axel) es un muy buen fichaje, y la nueva subtrama del local donde comienza a trabajar Pol resulta bastante atractiva y acorde con la serie en sí. Los diálogos y el guión en general se mueve a la altura del resto de las temporadas, y bueno, seguimos teniendo a María Bolaño como el mejor personaje del universo, ¿cierto? Cierto.
ADIÓS PARA SIEMPRE, POL
Muy pocos lo saben aún, pero no habrá tercera temporada de la serie. Sí, es un palo para los fans, ya que todos queríamos ver cómo se iba desarrollando a lo largo de toda la carrera el personaje de Pol, pero es una decisión que al fin y al cabo hay que respetar del creador. Aun así, nos podemos conformar con el final que nos dan en el último episodio, dejando caer que la relación entre Pol y Axel está tambaleándose y que Pol dentro de poco conseguirá una plaza como profesor.
Merlí Sapere Aude ha sabido mantener el nivel de su serie predecesora, ofreciéndonos momentos legendarios, lecciones inolvidables y a un Pol mucho más humano con el que poder identificarnos. De ahí que esta serie se lleve su buen 4,4 sobre 5.
¡Y ya estaría! Espero que os haya servido la reseña y os animéis a verla. Mientras tanto, podéis seguirme tanto en el blog como en mi canal de YouTube e Instagram, donde subo semanalmente contenido que a lo mejor te guste.
Nos vemos pronto,
RP