La nueva ‘Gossip Girl’ ha dejado mucho de lo que hablar

¡Hola, superestrellas! ¿Cómo estáis?

La primera mitad del nuevo reboot de nuestra amada serie Gossip Girl ya ha finalizado, y han sido seis episodios que se nos han hecho tan cortos como largos. Por lo tanto, era necesario hablar de las primeras impresiones de esta nueva generación de upper east siders en el blog, así que… ¿Empezamos?

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Dado que hay mucho de lo que hablar, dividamos la reseña en bloques:

LOS NUEVOS PERSONAJES

Es un hecho que estas nuevas caras que darán nombre al universo de los niños pijos de Manhattan han sido creados para sustituir el vacío que nos dejaron nuestros personajes favoritos del pasado… Y en algunos casos, ha sido bastante acertado, pero en otros, no tanto.

Comenzando por nuestra nueva Humphrey, tenemos a Zoya Lott, un personaje mucho más interesante que, personalmente, considero que incluso mejora a Dan y la Pequeña J del pasado. Mientras que a estos últimos se les acababa siempre «villanizando» por ser de clase obrera, el personaje de Zoya está empoderado y tiene una voz que quiere sacar. Aunque sus tramas dejen mucho que desear (la mayoría lo hacen, pero de eso hablaremos después), su caracterización está bastante conseguida y es de los mejores personajes de esta nueva generación.

Su interés amoroso, Otto «Obie« Bergmann IV, es el heredero de una familia de alta cuna alemana con cierta concienciación social. La yuxtaposición moral de este personaje es bastante interesante, aunque muy mal llevada. Lo único que vemos que haga como activista es llevarle cafés a unos manifestantes, por lo que tampoco se han esforzado mucho en desarrollar a este personaje. No obstante, puede dar mucho de sí para la serie. Podría decirse que Obie es una versión más actual de lo que fue Nate Archibald, aunque sin llegarle del todo a la altura. Es comprensible que, tratándose de un reboot, lo peor que se puede hacer es comparar, pero siendo sinceros, ni siquiera considero que el actor que han escogido para darle vida haya sido la mejor opción. Parece que tiene casi 30 años cuando el personaje tendrá unos 17.

Pasando a nuestra nueva it girl, en sustitución de Serena Van der Woodsen, contamos con Julien Calloway, una influencer e hija de un músico famoso que trata de encontrarse a sí mismo dentro de un contexto en el que ella se ha convertido en una marca. Es bastante interesante (e incluso necesario) el asunto de explorar el mundo del social media en la actualidad a través de esta serie. Al fin y al cabo, Gossip Girl supuso un antes y un después en el mundo de los blogs. Y con JC logramos ver cómo el mundo de ahora funciona a través de la apariencia en redes sociales. No obstante, quizá a este personaje se le podría haber añadido algo más de «salsa»: para tratarse de una supuesta figura pública, parece la típica persona que jamás se vería en vuelta en un escándalo social, y esa no es exactamente la firma de la serie…

Si hablamos de Serena, hablamos de Blair Waldorf, y en este caso, de Audrey Hope. Una chica leída, astuta, elegante y con un repertorio de expresiones faciales al estilo Leighton Meester que teníamos que mencionar, Audrey ha sido uno de los personajes más parecidos a aquel al que quería hacérsele homenaje. Sin embargo, hablaremos más adelante de las tramas que se le asignan y de por qué no le hacen justicia.

Las secuaces de Blair han tomado una nueva forma y ahora no son ni «secuaces» ni de Blair: Luna La y Moneet de Haan son las amigas-barra-compañeras de trabajo de Julien. Ellas le llevan sus redes sociales y hacen lo posible para agrandar su mercado… aparte de que son las reinas de los complots en esta serie. Podría decirse que ha sido bastante inteligente por parte de los creadores construir a estos nuevos personajes que representan a las minions de Waldorf y a la vez conservan la esencia más pura de la serie original: el caos.

Finalmente tenemos al nuevo Chuck Bass de nuestra generación: Max Wolfe. Aunque haya sido de los personajes más interesantes del reboot, considero personalmente que se ha exagerado muchísimo su trama. El personaje de Max está envuelto en un constante bucle de drogas, fiesta y sexo salvaje, lo cual ya de por sí podría dar para una serie entera para él solito. Sin embargo, todos esos asuntos (más el hecho de que se tira a un profesor del colegio) parecen no narrarse con la importancia y preocupación que deberían. Se ven muy a la ligera, y en la vida real, un personaje así tiene mucho más complicidad de la que parecen darle en la serie.

El último personaje principal del que podría hablarse es el de Akeno «Aki» Menzies, pero tampoco hay mucho que contar de él. Su único propósito es el de dudar de su sexualidad durante todos los episodios y servir de «apoyo» para Audrey. Además, aunque el actor se haya llevado bastante buenas críticas, personalmente no le considero la mejor opción para ese personaje. Si de por sí ya era soso, el actor le ha vuelto peor.

Respecto a los padres de la serie, he de confesar que por lo general, me ha parecido una serie de constantes malas decisiones a la hora de crearles. En especial si hablamos de los casos de Audrey y Max. Audrey vive con su madre recién divorciada, la cual padece depresión por ello y no da un palo al agua para mantenerles a flote. Y los padres de Max es la única pareja monoparental con la que contamos. ¿De verdad ha sido una buena decisión asignar al personaje más problemático y traumatizado de todos los padres gays? Porque da la sensación de que eso aporte un mensaje bastante contraproducente para el público, y lo mismo pasaría con la madre de Audrey. Parece que los únicos padres que pueden más o menos controlan a sus hijos son el de Zoya y el de Julien, ambos hombres heterosexuales solteros. Deberían haberle dado una vuelta más a eso…

Y ya hablando de los profesores… ¿Qué decir? Quizá se deba a su trama, pero es muy poco creíble que unas personas adultas que viven en la ciudad de Nueva York prefieran gastar su tiempo molestando a sus alumnos, en vez de viviendo la vida en la Gran Manzana. A lo mejor soy yo, pero deja bastante que pensar… ¿Lo bueno? Contamos por primera vez en este universo con el personaje de un docente que está desarrollado en la trama de la serie, y la verdad es que siento curiosidad por dónde va a tirar.

LAS NUEVAS TRAMAS

Quizá este punto sea el más polémico de todos. Al contrario que pasaba con la serie original, donde cada episodio contaba con historias enrevesadas en las que los personajes lo daban todo y se arriesgaban con sus decisiones, aquí notamos que los nuevos protagonistas dejan mucho que desear. Se les siente «débiles». Por ejemplo, Julien, quien debía ser la nueva Serena, no toma ni una sola decisión de primeras: siempre son sus secuaces. Además de que las constantes rifas entre ella y su hermana, las cuales tratan de «homenajear» el frenemies de Blair y Serena, se ven tan ridículas en comparación que parece que con ellas la serie pierde mucha fuerza. Si hubiesen puesto, por ejemplo, a Zoya llegando al instituto como una completa desconocida y Julien se hubiese encontrado con que está ligando con su novio, ahí tendríamos ya una trama más interesante para explorar, en la que al final de la temporada se descubriese que en realidad eran hermanas y eso causase un conflicto más gordo para temporadas venideras.

Lo mismo pasaría con la trama de Gossip Girl. Desde el minuto 1 nos dicen quiénes van a ser la Reina Cotilla, y eso le hace perder de nuevo un montón de fuerza a la serie. Si de por sí, el hecho de que sean los profesores es bastante moralmente juicioso, podría colar si al menos lo desvelan muchísimo más tarde. En la serie original, no se sabe quién es la bloguera hasta el último episodio, y aunque siempre está presente esa incógnita, tampoco nos llega a preocupar del todo porque al fin y al cabo, la voz de GG es simplemente un narrador omnisciente y también una especie de Deux Ex Machina para que funcionen las cosas a su estilo. Si la temporada hubiese surgido sin contarnos quiénes eran los encargados de la cuenta de GG, y nos hubiesen explicado toda la elaboración y los motivos de su creación al final del todo, hubiese sido muchísimo más acertado.

Respecto al resto de tramas, tampoco hay mucho de lo que hablar. El resto de personajes sigue siendo un intento de sustituir a los originales, pero los zapatos les quedan grandes. Quizá lo más decepcionante sea la parte de Audrey, una chica inteligente y con mucho carácter, que se ve colapsada por una trama con una madre deprimida y unos deseos sexuales que no están satisfechos del todo. Siento que es el personaje más desaprovechado de todos. Si le hubiesen cambiado la familia a Audrey, y tuviese los padres de Aki, por ejemplo, se la podría ver más dispuesta a los complots y a crear el caos como lo hacía nuestra amada Blair. Pero con esa vida, da la sensación de que han hecho a un personaje grandioso con poco que pueda contar interesante.

Respecto al resto del trío, el personaje de Aki, como hemos mencionado antes, se me ha hecho bastante innecesario, ya que lo único que aporta es la búsqueda de su sexualidad. Y el personaje de Max, aunque haya sido de los más interesantes de la serie, se siente un poco forzado. Su trama con el profesor es bastante espeluznante y cero realista, y quizá si le hubiesen cedido un poco más de inteligencia emocional al personajes, quizá habrían surgido otras tramas más entretenidas al estilo Chuck Bass.

Del triángulo amoroso de Zoya, Obie y Julien no hay mucho que contar. Como hemos mencionado al principio, se siente muy suave, y parece que están más involucradas en él los personajes de Moneet y Luna que los propios principales. Lo bueno es que al menos en esta nueva adaptación de la original se le aporta algo más de complicidad a los personajes de las secuaces.

LAS NUEVAS TEMÁTICAS

Un punto que sí me ha sorprendido bastante para bien es cómo han introducido la política en esta nueva adaptación. Al contrario que pasaba en la original, donde ya imaginábamos que casi todos eran republicanos por lo mucho que se mencionaba a la familia Trump y a las monarquías europeas, en este caso se da mucha voz al partido demócrata, especialmente desde el personaje de Zoya. Viviendo en un mundo como el que nos encontramos ahora, donde al final se da voz a las minorías y cualquier comunidad que ha sido sometida a lo largo de la historia, es bueno que series como esta empiecen también a concienciar a través de las tramas.

También ha resultado muy curioso ver cómo introducían la pandemia en el contexto cronológico de la temporada, llegando a ser realista pero sin convertirlo en un tema importante en la historia. Esa decisión ha resultado muy inteligente, como una buena forma de hacernos ver que la vida puede seguir siendo interesante y activa después del COVID19.

Otros asuntos también a tratar han sido el consumo excesivo de drogas, la depresión y la sexualidad. Aunque es bueno ver al final a personajes que no sean blancos y CIS heterosexuales protagonizando series como esta, considero que algunas de las tramas han estado muy mal llevadas. Pero ese es un problema que surge en general con la mayoría de las series adolescentes, donde los guionistas parecen olvidarse siempre de que, efectivamente… los protagonistas son adolescentes. Personitas de unos 16 años. Que tienen aún mil vidas por vivir pero que parece que para entonces ya se han acostado con ocho personas, probado todo tipo de alucinógenos e incluso dirigido cinco negocios. Debería empezar a tratarse más este problema con las series así, puesto que su público más joven lo toma como referencia, y poco a poco, las nuevas generaciones tratan de hacerse más y más mayor lo más rápido posible.

LAS NUEVAS TENDENCIAS

Si hay algo que caracterizaba por completo a la serie original eran dos cosas: la moda y la ciudad. Si Gossip Girl ha hecho algo siempre bien es vender Nueva York. Y en este reboot podría decirse tanto que sí como que no. Para empezar, por el estilo de la fotografía y de incluso la colorimetría, se ve perfectamente que se trata de una producción de HBO. Y eso está bien, aunque sí que es verdad que hay algunos detalles que quizá deberían cambiar…

Por ejemplo, el grupo de protagonistas siempre sale de copas al mismo sitio en DUMBO. Es curioso porque, primero, si apenas tienen dieciocho años, ¿cómo es que les dejan consumir alcohol cuando allí hay que tener al menos veintiuno? Y segundo, parece que han decidido hacer caso a las técnicas de la serie Élite (y no estoy hablando de lo de sexualizar las relaciones poliamorosas) y situar a los personajes saliendo todo el rato por el mismo local. Es decir… Estás en Nueva York, eres joven y rico… ¿y te pasas todas las noches en el mismo sitio de fiesta? Poco coherente, la verdad.

Y en cuanto a la moda… Yo no soy experto, pero sí que se nota que han querido jugar con las tendencias de la Generación Z mezclándolas con el estilo old money que tanto caracterizaba a su antecesora. Aquí solo puedo decir que siento que a veces han acertado y otras veces, no. Hay outfits que traen a veces algunos personajes -especialmente, Julien y Luna- que siento forzados, demasiado recargados para personajes que deberían verse más elegantes. Aunque al menos sí que no se parece a Élite, donde el vestuario grita: «somos ricos pero sin sentido del estilo».


Podría decirse que esta nueva generación de Gossip Girl está construida desde unos cimientos más serios y realistas respecto a la actualidad que estamos viviendo. Con personajes que tratan de ser más políticamente correctos y la intención de no perder la esencia de la original, este nuevo reboot logra entretener a duras penas… Solo le falta buscar esa «chispa» que haga que nos enganchemos del todo. De ahí que se lleve un 3 sobre 5.

Puntuación: 3 de 5.

¡Y ya estaría! Espero que os haya gustado la reseña. Mientras tanto, podéis seguirme tanto en el blog como en mi canal de YouTubeTikTok e Instagram, donde subo semanalmente contenido que a lo mejor te guste.

XOXO,

RP

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Escrito por

Nacido en el Madrid de 1998. Amante del cine, los libros y su ciudad. Nada como la buena música, la elegancia y vivir la vida siempre siendo uno mismo. Instagram: drigopaniagua. YouTube: Rodrigo Paniagua

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