¡Hola, superestrellas! ¿Cómo estáis?
La plataforma Netflix produce todo tipo de series a lo largo del año, pero solo unos pocos diamantes en bruto logran captar lo que debería ser la esencia de una buena obra audiovisual. Y en este caso hablamos de La Directora, una miniserie de seis episodios cortos en los que conocemos a Ji-Yoon, la nueva (y primera) mujer directora del Departamento de Inglés de una prestigiosa universidad estadounidense. A través de los episodios, no solo conoceremos el ambiente entre los profesores de dicha facultad, sino que consideraremos junto a ellos los cambios que estas nuevas generaciones están ofreciendo al sistema educativo. Así que, a continuación, ¡hablemos un poco más a fondo de la serie!
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Comenzando por los aspectos técnicos, quizá lo que más destaque es la evidente estética académica que tanto amamos en este blog. Aunque su esencia dark academia sea bastante ligera, estamos hablando de una ambientación situada en una universidad antigua y, para ser más exactos, el Departamento de Inglés. Por lo cual, es inevitable verle esa belleza clásica que nos recuerda a El Club de los Poetas Muertos o demás producciones del estilo. Se puede apreciar hasta en el título, con esa tipografía digna de un diccionario Oxford.
La serie ha sido producida por David Benioff y D.B. Weis, ambos guionistas veteranos en la industria (trabajaron en Juego de Tronos), y escrita por Annie Wyman y Amanda Peet, actriz reconocida que ahora ha dado un paso más hacia la escritura y la dirección, de la mano de Wyman y Daniel Gray Longino.
Respecto al reparto, he de admitir que nunca fui fan de Grey’s Anatomy, pero desde que devoré Killing Eve en una semana, cualquier producción donde aparezca Sandra Oh es como una obra de arte. El talento interpretativo de la actriz es indudable, al igual que la de sus compañeros de cast, en especial Jay Duplass, Holland Taylor y Nana Mensah, los cuales han construido unos personajes realmente complejos e interesantes para una historia tan corta.
Aunque exista en la vida real una Universidad de Pembroke, la de la serie fue rodada en tres campus distintos y principalmente ha querido hacer referencia a un plano general de lo que supondrían a día de hoy las universidades privadas en Estados Unidos, especialmente las pertenecientes a la Ivy League, un «prestigio y privilegio» del que las nuevas generaciones se sienten cada vez menos necesitadas. Y si queremos llegar más lejos, la serie se enfoca en un departamento que parece condenado a la extinción. La literatura cada vez se siente más distante de las nuevas generaciones, o al menos es lo que se nos quiere mostrar, cuando en realidad, al igual que los jóvenes de hoy en día están obsesionados (por lo general) con las redes sociales y los placeres a corto plazo, sigue habiendo un gran porcentaje de ellos que prefiere la compañía de un buen libro o muestran interés por la historia y los clásicos.
Aún guardo un recuerdo de cuando estudié en Nueva York y asistí a clases de Non-Fiction Writing en la universidad de allí. Al acabar el semestre, la profesora -la cual además era muy joven aún- se despediría de sus alumnos porque iban a suprimir su asignatura del catálogo, puesto que seguramente no proporcionaba suficiente demanda. Es una realidad triste, y sobre todo teniendo en cuenta que muchxs jóvenes a día de hoy siguen siendo grandes amantes de la literatura… Aunque, claro está, la mayoría es consciente del poco futuro laboral que supondría estudiar una carrera de, por ejemplo, algún tipo de Filología.
La serie no solo se queda ahí: a pesar de tratarse de tan solo seis episodios, logra tratar a la perfección bastantes temas cruciales en la sociedad actual, tales como el techo de cristal, la cultura de la cancelación o, como hemos mencionado anteriormente, los cambios sociales en cuanto a lo que se considera «prestigio» dentro de las grandes universidades. Por ejemplo, cuando quieren contratar a una celebridad para dar clase en el campus, a pesar de su escasa formación académica en comparación a aquellos que sí la tienen. Pasaría lo mismo con muchas industrias actuales como la del entretenimiento o la música, donde el talento queda apartado para dar más voz a los que ya han conseguido fama por su cuenta (mayoritariamente en redes sociales). Esto, tristemente, sería una muy buena explicación de cómo funciona ahora, por ejemplo, la industria del cine y la televisión en España…
La Directora es de esas pequeñas obras de arte que de vez en cuando salen a la luz. No solo nos hace recapacitar sobre diversos temas sociales, sino que se hace amena y satisfactoria para la vista y el oído. Por eso mismo se lleva un 4,7 sobre 5.
¡Y ya estaría! Espero que os haya gustado la reseña. Mientras tanto, podéis seguirme tanto en el blog como en mi canal de YouTube, TikTok e Instagram, donde subo semanalmente contenido que a lo mejor te guste.
Nos vemos pronto,
RP
Un comentario sobre “‘La Directora’, un diamante en bruto de Netflix”