¡Hola, superestrellas! ¿Cómo estáis?

La plataforma de Disney +, reconocida mundialmente por sus icónicas historias de cuentos de hadas, nos trajo allá por 2007 la película de Encantada, una mezcla entre animación y ficción donde una princesa acaba en la ciudad de Nueva York haciéndose a la vida más allá de los finales felices. Ahora, casi década y media después, llega esta nueva historia donde nos cuentan que no todos los finales acaban donde parece… Y a veces ni son buenos. Por lo tanto, hoy en el blog vamos a hablar de Desencantada, la esperada secuela. ¿Empezamos?

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Para empezar, la esencia de la primera película dentro de su historia consistía en la dualidad entre dos mundos: Giselle viene de un mundo de magia y amor, acabando en una ciudad realista, donde no todo es de color de rosa. Con la aparición de esta secuela, se anula un poco el final feliz de la anterior, lo cual no está mal, pero de ese modo dejamos inconscientemente de romantizarla…

Aun así, tiene puntos buenos. Esta nueva película cuenta al menos con más inclusión racial, un nuevo escenario que nos adentra, no en Andalasia, pero sí muy cerquita, y le crea a Giselle una trama que la convierte a su vez en un personaje tridimensional, a pesar de estar hablando de una película «para todos los públicos».

Los personajes son bastante caricaturescos, lo cual está bastante bien, y el elenco la verdad es que lo clava, sobre todo teniendo en cuenta que hablamos de actores que tienen ya un registro tanto en comedia como en drama dentro de su repertorio. En esta secuela se une al podio de Amy Adams y Patrick Dempsey la humorista legendaria Maya Rudolph, con ese vozarrón que tiene, a interpretar a la «villana» que le dará ese toque sassy a la película.

También cabría mencionar que el diseño de producción está bastante conseguido y la banda sonora -tanto canciones como no canciones- es muy bonita. Y la película cuenta con bastantes puntos cómicos, todo hay que decirlo.

Ahora, por mencionar varios de los puntos que han fallado en la película, comenzamos por el ritmo: la película se siente algo lenta. El principio es más ágil, puesto que nos ponen al día de los últimos años en la vida de los protagonistas, pero después llega un momento en el que te apetece pasar la película hasta que suceda algo interesante.

Luego: el vestuario. No suelo decir nada sobre este apartado en mis reseñas, y si lo hago es positivo, pero sinceramente tiene muchísimo que mejorar, sobre todo si hablamos de una película actual donde se valoran mucho más estos departamentos. El vestuario ha fallado en bastantes escenas, y los trajes se sienten irreales, como si hubiesen comprado de último momento los vestidos en el bazar de la esquina.

Y por acabar con un dulce sabor de boca, el final (sin spoilers) nos muestra un mensaje realmente bonito sobre que los finales felices no sirven de nada si la vida, es decir, el trayecto, es igual de feliz. Hay que saber apreciar cada momento y situación, y eso es con lo que te acabas quedando de la película…

Esta secuela podría considerarse puro fan service. Animada, con varias canciones realmente bonitas y una idea bastante original, pero que no logra verse como una producción necesaria. Se lleva un 3 sobre 5.

¡Y ya estaría! Espero que os haya gustado la reseña. Mientras tanto, podéis seguirme tanto en el blog como en mi canal de YouTube, TikTok e Instagram, donde subo semanalmente contenido que a lo mejor te guste.

Nos vemos pronto,

RP