¡Hola, superestrellas! ¿Cómo estáis?
Esta última semana se ha estrenado esta nueva miniserie en la plataforma de Netflix, donde la estudiante de un instituto femenino en Jordania decide tomarse la justicia por su parte y vengarse de las chicas que le acosan a diario en la clase. Cualquiera diría que esto ya lo hemos visto antes, pero la serie se va volviendo más y más interesante con cada episodio, de ahí que hoy hablemos de eso aquí en el blog. ¿Preparadxs?
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La miniserie se compone de seis episodios de poco menos de cincuenta minutos, y a través de ellos nos narran la historia de Mariam y de cómo se piensa vengar de Layan (lo que vendría siendo la queen bee) y sus secuaces. Viéndolo así, podría considerarse una nueva versión del clásico de Mean Girls, pero teniendo en cuenta que la venganza no consiste en jugar al caballo de Troya con las chicas, sino que busca destruirlas desde lo más profundo, esto convierte a la serie en una versión mucho más oscura y actual de la película de 2004.
Si hablamos de los aspectos técnicos de la serie, lo que quizá caracterice más a esta es la magnífica estética que la define: cómo usan en la gran mayoría de las escenas (especialmente cuando aparece el colegio) esa paleta de colores pasteles y rosas, actuando en contraste de lo que vendría siendo cada trama y subtrama oscura que construye la historia. También podría destacar la banda sonora,ya que está formada mayoritariamente por canciones locales del país y de varios géneros diferentes.
Los personajes principales, aunque estén bastante bien caricaturizados, carecen en cierto sentido de motivación. Por ejemplo, Layan es una «tía horrible», ¿pero por qué? Sí, vive básicamente cual prisionera es su familia de solo hombres, pero eso podría justificar sus daddy issues más que su necesidad de hacer daño. Y el hermano de Layan, el de la pistola… Sinceramente se le pinta de «cerdo misógino», supongo que para representar a ese gran grupo de hombres que siguen viviendo en el Pleistoceno. Aunque, por decir algo bueno acerca de los personajes, Mariam logra mostrarnos varias capas que quizá hubiesen estado mejor desarrolladas con una serie de más episodios… Aunque, por ejemplo, el personaje de su «amigo/novio» era realmente innecesario en cualquiera de las tramas. Y bueno, evidentemente, tratándose de una producción árabe, no contamos con ningún personaje LGBT+.
Sin embargo, algo que se ha logrado bastante bien (y más aún, tratándose de una serie tan corta) es las distintas conexiones entre todas las protagonistas. Amistades, enemistades, rivalidad, odio…
Realmente no hay mucha moraleja en esta historia: en El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, al menos acabábamos viendo cómo obsesionarte con la venganza te puede hacer perder la cabeza y tu propia vida, pero en este caso, la protagonista no tiene tanto que perder. Sin embargo, quizá el mensaje se podría encontrar en lo misógino que sigue resultando la cultura del país: mientras que en gran parte de Occidente, cualquiera de las situaciones por las que sufren los personajes de la serie no serían para tanto, allí resultan de lo más despreciables e incluso peligrosas. Y lo peor es que en todos los casos se trata de penas para la mujer… De ahí que sea tan interesante que sean ellas las protagonistas de una historia así, donde el verdadero enemigo es el machismo y lo que ello desencadena: slut-shaming, homofobia, body-shaming…
A continuación habrá spoilers…
Ahora, llega el momento de hablar del final: ¡menudo shock! Aunque bien podría dar la trama para al menos una segunda temporada, los creadores han decidido dejarlo así y tampoco es mala idea. Algo que a veces Netflix no aprende es que estirar el chicle con sus series no siempre es buena idea. Sin embargo, es cierto que este final nos ha dejado muchísimas dudas… ¿Ese disparo a quién pertenecía? ¿Qué será del destino del colegio? ¿Cómo será ahora la relación entre las protagonistas? Quizá han decidido no dar respuesta a esas dudas porque lo verdaderamente importante de la historia es que, al fin y al cabo, el personaje de Mariam ha conseguido lo que tanto deseaba: una buena venganza. Aunque claro, ¿a qué precio…?
Esta nueva creación de Netflix es pura adicción. Crea personajes a los que quieres amar y a los que quieres odiar, sigue una estética perfecta para contrastar la trama y el paso de los episodios se te hará de lo más breve. De ahí que se lleve un 4,3 sobre 5.
¡Y ya estaría! Espero que os haya gustado la reseña. Mientras tanto, podéis seguirme tanto en el blog como en mi canal de YouTube, TikTok e Instagram, donde subo semanalmente contenido que a lo mejor te guste.
Nos vemos pronto,
RP
@DRIGOPANIAGUA 
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