Esa misma tarde, el Centro Comercial de Principe Pío estaba a rebosar de alumnos del Octavo. Nadie sabía por qué, pero parece ser que la casualidad fue lo único que me salvó de lo que vino después.
Pablo y Débora habían quedado para ir a dar una vuelta, y después pasarse a ver una peli a ese cine tan enorme que había. Se sentían mal por no llamarme, ya que Rico no estaba sólo porque ya había quedado, y yo ni siquiera sabía que habían ido allí.
Mi móvil comenzó a sonar en lo que yo salía de casa.
-¿Sí?
-Diego, estamos en Principe Pío, ¿te vienes un rato a ver la última de Jennifer Lawrence?
-Me encantaría. Pero los dorados me han llamado y hemos quedado a las seis y media en el Emporio, con que además ya estoy llegando tarde.
-Bueno, pues si te da tiempo vente luego un rato y nos damos una vuelta por los Jardines de Sabatini o hacemos lo que sea, ¿va?
-Perfecto, ¡adiós!
Tras colgar, y que ellos bajasen a la planta baja, donde se encontraba el Starbucks del centro, se encontraron cara a cara con Felipe, Emma, Daniela y Claudia. Acababan de pedirse un café de vainilla, y ya se iban a dar de nuevo una vuelta por las tiendas, pero Pablo les paró el carro.
-Oye, ¿qué hacéis aquí?
-Eh, disculpa, piltrafa -le contestó Felipe-. ¿Tu mamá no te ha dicho que no se habla así a las personas mayores?
-Diego nos ha dicho que habíais quedado ahora mismo en el Pizza Emporio -continuó Debora-, ¿qué hacéis aquí?
-Nosotros nunca hemos quedado con él allí. Es más, le hemos enviado un mensaje pero parece no haberle llegado -Daniela les enseñó que “a Diego no le aparecía ni leído en WhatsApp».
-A lo mejor han quedado solo Izan y Guille con él -supuso Emma.
-No -le corrigió Daniela-, ellos ahora estaban en un partido de waterpolo.
-Esperad… -Débora acabó por descubrir que estaba pasando-. Viernes, medicina, Dux, mierda… ¡Mierda!
-Oye, guapa, ¿llamamos al exorcista o te explicas mejor? -sugirió Claudia.
-Le han tendido una trampa a Diego. Tenemos que ir al Emporio… ¡YA!
2 comentarios sobre “Capítulo 10, Parte 8 – Una trampa bien jugada”